CHISTES FINOS
Un joven médico viaja en su auto con muy poco combustible y por suerte llega a un pequeño pueblo en donde cree poder reabastecerse. Hace sonar su bocina en repetidas ocasiones frente a la estación de servicio y finalmente aparece un niño quien le informa:
—Señor, no hay quien le atienda; la hija del alcalde ha muerto y todo el pueblo está en su velorio.
El médico sin tener nada más que hacer, decide ir al velorio para tratar de convencer al dueño de la estación a que le venda el combustible. Pero antes, por cortesía, se acerca al ataud y nota algo extraño en el cuerpo de la "difunta". Se dirige al alcalde y le dice:
—Señor, yo soy médico y debo decirle que su hija no está muerta. Solo es un estado catatónico. ¿La chica tiene novio?
—Si... es aquel joven que llora en el rincón... —Responde el alcalde.
—Bien —dice el doctor—, entonces lleven el cuerpo a una habitación, y que el chico le haga el amor...
—¿Esta hablando en serio doctor?
—Sí, muy en serio. Solo déjenlos solos, y que el novio haga lo que tiene que hacer hasta que ella despierte.
El alcalde siguiendo la sugerencia del médico, ordena al chico que se encierre con la chica y le dé toda la medicina que pueda. Después de unas horas horas de ardua labor por parte del novio, la chica aparece en la sala de velación muy animada y más viva que nunca.
Todo el pueblo festeja "el milagro", le llenan el tanque de gasolina al auto del doctor, y este continua su viaje.
Una semana después, a su regreso, el médico pasa por el mismo pueblo, y decide averiguar por la salud de la chica. Se detiene en la estación, toca la bocina, y el mismo niño le atiende diciendo emocionado:
—Doctor, ¡llega usted a tiempo! Hace tres días se murió el alcalde, y todos los hombres del pueblo le han estado aplicando su receta, pero el alcalde nada que resucita...!!!
Aporte de Nestor L.
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