Un día se deja seducir por uno de los socios, y este le regala un hermoso brazalete de oro. Como no podía justificar su adquisición, decide decirle una mentira a su progenitora:
—Madre, ¡vengo feliz! —Le dice—. Hoy rifaron este brazalete en el club, y yo me lo he ganado.
—Que buena suerte hija, que buena suerte —Le dice la señora.
A la semana siguiente sale con otro de los socios, y este le regala un hermoso juego de alcoba. Cuando llega a la casa ya tiene preparada la mentira para decirle a su progenitora:
—Madre, definitivamente mi suerte a cambiado; compre un boleto para la rifa de estos muebles, y me los he ganado. ¿Como te parece?
—Los muebles están preciosos y tu suerte para las rifas es extraordinaria —Dice la señora.
A la semana siguiente la chica sale con otro socio, y este le regala unos muebles de comedor. Cuando llega a la casa simplemente dice:
—Madre, ¿Adivina qué? Me acabo de ganar este comedor en otra rifa.
—Que buena suerte hija, que fabulosa suerte —Dice la señora.
A la semana siguiente la chica sale con otro socio, y este le regala unos muebles de sala. Cuando llega a la casa, suspirando dice:
—Mira lo que me he ganado en la rifa de esta semana: un juego de sala.
—Que buena suerte hija, tienes una suerte maravillosa.
—Madre, voy a darme una buena ducha... vengo muy cansada... —Dice la rubia.
La señora le da un beso en la frente y le recomienda:
—Hija mía, báñate muy bien el talismán de la suerte, porque necesitamos un televisor nuevo...!!!
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