CHISTES FINOS
Juan y Pedro, de 77 y 78 años respectivamente, después de haber estado emborrachándose, deciden ir a un prostíbulo, para terminar su noche de farra.
Cuando llegan, la madame aprovechando el alto estado etílico de los dos vejetes, ordena poner muñecas inflables en las camas de las habitaciones que va asignar a estos clientes, en la seguridad de que la borrachera no les permitirá ver el engaño.
Efectivamente entran Pedro y Juan a las respectivas habitaciones, y hacen lo que tienen que hacer, sin sospechar siquiera que lo hacen con las muñecas.
Cuando salen del prostíbulo, Juan le comenta a su compañero:
—Creo que la damisela que me acompañó, estaba muerta...
—¿Muerta? —Dice Pedro. —¿Que te hace pensar eso?
—Porque la mujer no se movió en absoluto, y no me dijo absolutamente nada.
—Bueno, no estuvo tan mal... la mía salió depravada, bruja y fetichista... —Aseguró Pedro.
—¿Depravada, bruja y fetichista? ¿Pero qué fue lo que te hizo esa mujer?
—Imagínate que recién cuando nos encontrábamos en la etapa de calentamiento, le di un mordisco en el trasero, ella en respuesta se echó un silencioso gas en mi cara, se rió con una extraña risa, y salió volando por la ventana llevándose mi dentadura postiza pegada al C... !!!!