LA MODA SI INCOMODA

    Narciso era un elegante hombre de unos 30 años, que siempre había tenido éxito en todo lo que se proponía, (negocios, dinero, mujeres, etc., etc.)  Un día, víctima de un severo dolor de cabeza, decide ir al médico para consultarlo.
    El Galeno luego de hacerle todo tipo de exhaustivos exámenes, llega a una conclusión y le dice:
    —Querido amigo, debo decirle que su enfermedad, por extraño que parezca, es producida por sus testículos, y no hay ningún tipo de medicina que pueda curarlo. Lo único que se puede hacer es extirparle los testículos para acabar con el mal que lo aqueja.
   —¿Que? ¿Usted trata de decirme que tiene que caparme? No doctor, todo menos eso... creo que mejor soportaré el dolor —dice Narciso retirándose del consultorio.
    Cada día que pasaba el dolor de cabeza de Narciso era más intenso y menos soportable, así que él decide visitar otros médicos, pero infortunadamente todos llegaban a las misma conclusión: "el dolor solo pasará extirpándole los testículos".
    Cuando ya no resiste más el dolor no tiene más remedio que  hacerle caso a los médicos y se manda a operar.
    Unas semanas más tarde, ya completamente recuperado de sus dolencias, como ya no puede tener sexo ni andar con mujeres que era su razón principal de existir, decide dedicarse a viajar por el mundo y para eso se va a comprar ropa en un elegante almacén: 
    —Buenos días, en que puedo servirle... —le dice el amable empleado que lo atiende.
    —Gracias —dice Narciso, y agrega—, vera usted, la semana entrante viajo a Europa y necesito comprar ropa para toda ocasión, ¿puede ayudarme?
    —Naturalmente —dice solícito el empleado—: empecemos por sus camisas que son talla L con cuello 38, le sugiero las de algodón para la época que se vive en Europa; zapatos negros, cafés, y blancos número 40; Chaquetas de paño inglés talla 42 en colores que combinen con los pantalones que son talla 36; y en la ropa interior le sugiero los pantaloncillos tipo bóxer en talla 36...
    —Ahí si se equivocó —dijo Narciso interrumpiendo al vendedor—. Usted acerto en las tallas de toda mi ropa, menos en los pantaloncillos... mis pantaloncillos son talla 32.
    —No señor, sus pantaloncillos son 36 —insistió el dependiente.
    —Mire amigo hace meses que vengo usando la talla 32 y me queda perfecta.
    — Discúlpeme señor, su talla es 36 porque si usa la talla 32 ¡¡¡VA A SENTIR UN INSOPORTABLE DOLOR DE CABEZA...!!! 



Colaboración de  Felipe

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