CHISTES FINOS
Esta mañana cuando viajaba en el metro rumbo a mi trabajo, una (aunque enanita) atractiva mujer, se sentó a mi lado y cuando el metro se estaba deteniendo, la enana se deslizo del asiento tomándome por una pierna para sostenerse. Inmediatamente la tomé de un brazo y la volví a acomodar en la silla. En la siguiente parada, cuando el metro empezó a detenerse de nuevo, la enana se deslizó del asiento una vez más... nuevamente la tomé de un brazo y la volví a acomodar en la silla.
Al acercarnos a la siguiente parada, cuando el metro empezó a detenerse de nuevo, la enana se deslizó del asiento por tercera vez ... La verdad es que en esta ocasión me tomó desprevenido, pero aún así, alcancé a tomarla del brazo acomodándola en la silla. Ya cansado de la situación decidí reprenderla, y con algo de ternura le dije:
—Por favor preciosa, téngase de la varilla para que no se deslice. Ya pronto me voy a bajar del metro y usted puede caerse...
La enana me mira por encima de sus oscuras gafas, y muy enojada me contesta:
—Pues bájate ya idiota, que yo tenía que bajarme hace tres paradas y tú no me dejas... ¡ESTÚPIDO!
Aporte de LA CALDERONA
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