HUMOR FINO
Durante un frío y largo invierno, llega una atractiva rubia a un almacén, con el fin de encontrar algo que le sirva para mitigar un poco el intenso frío de las noches, y dirigiéndose al dependiente dice:
—Por favor señor, necesito un poco de calor para pasar la noche... véndame una bolsa de esas plásticas... de las que se les pone agua caliente para calentar un poco la cama...
—Lo siento preciosa, pero con estas heladas tan espantosas todo el pueblo ha venido a comprar las bolsas térmicas, y se han agotado por completo. —Contesta el dueño del almacén.
—No puede ser... entonces que me aconseja... algo para no morir de frío... —Suplica la chica.
—No se cómo ayudarla... Lo único que se me ocurre es prestarle mi gato...
–¿Un gato? —Pregunta extrañada la rubia.
—Si, mi gato es gordito, lo ubicas dentro de la cama, y el te calentará durante toda la noche. Ya mañana me llegan las bolsas, vienes, me devuelves el gato, y te compras la bolsa para que le coloques agua hirviendo...
—Si esa es la solución, se la acepto: muchas gracias. —Dice la rubia y sale con el gato debajo del brazo.
Al día siguiente muy temprano llega la chica a la tienda, con la cara como un mapa; rasguñada, mordida y con moretones por todas partes, y muy enojada dice:
—Aquí está su estúpido gato... estuve apunto de matarlo... mire como me volvió la cara.
—Pero, ¿qué pasó? —Dice el dueño de la tienda. —Si mi gatito es el animal más dócil y manso que existe.
—¿Manso?... ¿ Dócil?... Ese gato es una fiera... hasta cuando le metí el embudo en el trasero, estuvo relativamente tranquilo... pero cuando empece a echarle el agua hirviendo, se volvió loco el gato desgraciado...!!!!
Aporte de TIBERIO CLAUDIO CESAR AUGUSTO GERMÁNICO
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