CHISTES FINOS
Un hombre de median edad, con pinta de ejecutivo, después de un largo día de trabajo, especialmente agotador, se sube al metro toma un asiento, se acomoda y cierra los ojos en busca de un merecido descanso.
Recién cuando el tren sale de la estación, una mujer joven, que ocupaba el asiento de al lado, sacó su celular y comenzó a conversar en voz alta:
—Hola, mi amor, soy Rosita, ya estoy en el tren... Si ya sé estoy en el de siete. No tomé el de las cuatro, porque estuve en una reunión muy larga... Noo, no con mi jefe; estuve con Julito, el de Contabilidad... Noo, mi amor, como puedes pensar eso si tú eres el único hombre en mi vida... Si mi vida, te lo juro...
Veinte minutos después, la joven seguía hablando en voz alta y el hombre no podía concentrase en su merecido descanso, y ya cansado de tanto oírla hablar, se acercó al celular de la chica y con voz clara y firme dijo:
—Rosita, apaga el celular y vuelve a la cama...
(Rosita jamás volvió a usar su celular en el Metro...)
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