Un hombre de la tercera edad se pasea curioseando por una zona de tolerancia de la ciudad, admirando las preciosas profesionales del sector, cuando una de las prostitutas se le acerca y le dice:
—Oye abuelito, ¿quieres hacerlo conmigo?
—Me gustaría mucho —contesta el abuelo—, pero yo ya no puedo.
—No seas pesimista, entra conmigo y probamos —insiste la meretriz.
El anciano entra con ella, y funciona como un adolescente; esta con ella casi dos horas sin descansar, y cuando terminan la prostituta jadeante le dice:
—¡Sensacional! y aún así ¿dices que no ya no puedes?
—Estás confundida... —contesta el hombre—. ¡Tener relaciones si puedo! ¡¡¡LO QUE NO PUEDO ES PAGAR...!!!
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