El oriental aunque vestía muy elegante no era nada especial; era bajo, flaco, de pelo lacio, amarillezco, de ojos rasgados... pero el caso es que nuestro amigo decidió abordarlo un día y le dijo:
—Oye amigo, yo sé de su éxito con las damas, y estoy seguro de que tiene usted un secreto para lograrlo. ¿Usted podría compartir ese secreto conmigo?
—Oh si, clalo —contesto el oriental—, El secleto estal en un plodulto que yo le doy a todas...
—Fantástico, y ¿como se llama ese producto?
—Plodulto llamalse MALTELKAL, y no solo selvil pala conquistal mujeles, sino pala sel feliz en intimidad... cuando estal solo con mujel, le doy MALTELKAL y mujel ponelse contenta, amolosa, complaciente, fogosa, quelel siemple más, quelel estal conmigo al otlo día y siemple... sel muy feliz...
—Y... ¿usted siempre lleva su producto consigo? —pregunta el hombre muerto de curiosidad.
—Oh si clalo, yo siemple tenel en billetela, nunca debe faltal... ¿quelel milal? —pregunta el oriental sacando su billetera—. ¡Aquí estal, mila: MALTELKAL!!!...
Es cierto. Ese producto tiene magia. jajaja
ResponderEliminarEs muy buen producto, pero termina arruinándonos...
ResponderEliminarEl producto es bueno, y no es tan comprometedor como el dinero en efectivo
ResponderEliminarque producoto mas bueno
ResponderEliminarjajajaja
ResponderEliminaresta chingon!
ResponderEliminarK mielda .I.
ResponderEliminarJajaja :-D