Entre los muchos candidatos se presentó el sacristán de la parroquia mayor. Él tenía fama de ser un gran catador pues antes de ser empleado de la iglesia había trabajado en una gran bodega vinícola, además de que él era quien probaba todos los vinos de consagrar que llegaban a la arquidiósesis de la región.
Cuando le traen la primera copa el sacristán la saborea y dice:
- Coñac francés, madurado en barriles de roble en el año 1981...
Los jueces confirman su aseveración y le traen la segunda copa; él saborea y dice:
- Moscatel, elaborado con uvas del viñedo de la frontera y madurado durante 3 años.
Los jueces confirman su aseveración y le traen la tercera copa; él saborea y dice:
- Vino blanco Alemán, madurado 5 años, de las bodegas del Rhin e importado recientemente.
Y así le continúan sirviendo copas de los más variados licores, y el hombre seguía probando y respondiendo con exactitud de que se trataba cada uno de ellos.
Un juez propuso que para hacerlo equivocar le sirvieran una copa llena de orines, que seguramente como el sacristán ya estaba borracho, ni se daría cuenta de que se trataba y como no era ningún licor seguramente que se equivocaría.
Así lo hacen, le sirven la copa con meados, él la saborea una... dos... y tres veces... y finalmente dice:
- Meados, femeninos, de una dama de 18 años... no es virgen... no es de nuestra parroquia... tiene un embarazo de 11 semanas, ¡¡¡Y SI NO ME DAN EL PREMIO YA, DIGO QUIEN ES EL PAPÁ DEL BEBÉ...!!!
Aporte de ELOISA
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