El cura da un pequeño paseo por la vetusta edificación, para cerciorarse de que en realidad está vacío. Una vez que comprueba que está solo en aquel lugar, decide darse un baño en una de las duchas que ha encontrado. Vuelve a la recepción donde había dejado su maleta, saca el jabón, el talco y el desodorante, se desnuda completamente allí mismo y se dirige al cuarto de baño.
Una vez en la bañera, aparecen 3 monjitas que seguramente estaban en el oratorio, y el cura desnudo muy asustado, lo único que se le ocurre es echarse talco por todo su cuerpo y quedarse quieto aparentando ser una estatua, dejando en una mano su jabón y en la otra el desodorante.
Las monjas más curiosas que sorprendidas se quedan mirando la "estatua" y la primera agarrando los genitales del cura dice:
- Que bonita escultura, parece real... y esta palanca... ¿para qué servirá?
Cuando la monja toca insistentemente la "palanca" el cura de la emoción deja caer el jabón...
- Ave María Purísima...¡Miren! - dice la monja- es un dispensador de jabón...
- Déjeme ensayar a mi... -dice la segunda moja.
La monja al igual que la anterior, mueve en repetidas ocasiones la "palanca", y el cura aún más emocionado deja caer el desodorante.
- Sagrado Corazón... ¡Miren! también es dispensador de desodorante...
- Ahora me corresponde a mi... -dice la tercera monja.
La monja toma la "palanca" y como no daba nada más, insiste con ímpetu en repetidas ocasiones, hasta que finalmente exclama:
- Jesús, María y José... ¡Miren chicas! también da champoo...!!!
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