- Yo me casé con una rubia, muy bonita, y dócil, aunque poco inteligente. Un día después de la boda le dije que a mi me gustaba ver la casa muy aseada, que no quería ver ni un plato sucio, y la casa en general debería estar siempre reluciente de limpieza. Los dos primeros días le costó un poco de trabajo mientras se acomodaba, y no vi nada. Pero al tercer día la casa estaba como yo quería, y en perfecto orden.
El segundo amigo dice:
- Yo me casé con una trigueña, muy agraciada, sumisa y bastante callada. Un día después de la boda le dije que a mi me gustaba tener mi comida lista a las horas exactas, ver la casa muy aseada, que no quería ver ni un plato sucio, y la casa en general debería estar siempre reluciente de limpieza. Los dos primeros días le costó un poco de trabajo mientras se acomodaba, y no vi nada. Pero a partir del tercer día, cuando voy al comedor mi comida esta perfectamente servida, la casa limpia y en perfecto orden.
El tercer amigo, con la cabeza baja hace el siguiente comentario:
- Yo me casé con una morena, mejor dicho con una morenota; ella tiene un cuerpo muy bonito aunque un poco obeso, mide como 1.90Mts., es muy lista e inteligente. Un día después de la boda le dije que a mi me gustaba ver la casa muy aseada, que no quería ver ni un plato sucio, que mi ropa debería estar siempre limpia, planchada y ordenada perfectamente, y que la casa en general debería estar siempre reluciente de limpieza....
- ¿Y qué pasó luego?- preguntaron sus dos amigos, y él continúa:-
- Bueno el primer día no vi nada; el segundo día tampoco vi nada; ya el tercer día empezó a bajar un poco la hematoma del ojo derecho, y pude ver lo suficiente como para lavar los platos, lavar y planchar la ropa, sacar la basura, barrer... ah, pero eso si, todo con la mano derecha, porque aún me dolía el brazo izquierdo que me lo había dejado luxado...!!!
Colaboración de MARCO ANTONIO
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